Soñé que me iba. Que me largaba, definitivamente; cortaba radicalmente con todo y me marchaba dando un portazo, dejando mi vida atrás y yéndome sin equipaje alguno, eufórico por abandonarme al azar de un futuro del que no había nada escrito. Lo único que sabía es cuanto dejaba atrás, y precisamente por ello es que no cabía en mí de gozo.
Pero volví a encontrarte. De casualidad, pensé. Pero sabía que debía ser así. Que te buscaba. Que te evitaba deseando que me llamaras.
Y joder, lo hiciste. Como siempre.
Y me volví para mirarte, otra vez. Dudando si escupirte o darte un beso en la mejilla, recordando lo dulce que te parecía.
Por supuesto, te besaba. Maldiciéndome por disfrutar de volver a envenenarme.
Y joder, lo hiciste. Como siempre.
Y me volví para mirarte, otra vez. Dudando si escupirte o darte un beso en la mejilla, recordando lo dulce que te parecía.
Por supuesto, te besaba. Maldiciéndome por disfrutar de volver a envenenarme.
4 comentarios:
¿De dónde es este fragmento?
Es un sueño de hace unas cuantas noches, aunque ignorando las chorradas y yendo a lo esencial.
(¿Toctoc?)
Derramar copas está feo.
¿más?
Publicar un comentario