Irse

No sé cómo puedo estar aquí; miro a mi alrededor y todo me parece repugnante. Una gran farsa cuya sátira acaba por convertir la risa en llanto, y el llanto en una sonrisa desquiciada. Vuelta a empezar.

Me tiemblan las manos y la gente comienza a mirarme. Algunos se van, me pregunto a dónde; ¿qué sentirán? ¿Harán algo? Otros continúan leyendo el periódico, tomando un café. Unos estudiantes hablan entre ellos mientras siguen mirándome. Quiero escupirles. Y pegarles y besarles.

Me río. Escondo la cara.

¿Cómo puede ser que esté aquí? resulta que en un momento cualquiera, por lo que sea, estalla un petardo de dimensiones divinas y la nada se transforma en materia. Comienzan a barajarse infinidad de posibilidades, jugando entre sí durante el infinito, y, en otro momento sin importancia, ya casi al final de la eternidad, surge la vida.

¡Y aquí estoy!  

Sin que nadie me haya preguntado; resultado de resultados azarosos durante toda la Historia, y todo para constatar que no hay nada; pienso... no: ¡siento! Siento que nada es importante.

Me largo.

En este momento quisiera autoinmolarme. Sin concesiones, sin notas; quisiera suicidarme por todo y por nada. Encuentro un motivo para acabar con todo en cualquier cosa; la existencia queda refutada por la misma nimiedad que le otorga todo el valor que tiene.

No puedo creer en nada, no hago nada, no soy nada.

Y sin embargo saco la libreta: necesito escribir. 

5 comentarios:

 Mayte dijo...

Y vuelta a empezar...

Biko.

Paranovas dijo...

Joé, colega. A mí me enrolla que estén mis comentarios por ahi.

Cagüenlá...

Ladrón de mandarinas dijo...

A mamarla, x'D

Esther dijo...

Hola, estoy vacía.

Leyla dijo...

Tú me pides un revival, y yo resucito (o reencarno) a quien sea.